
Forma parte de matorrales y terrenos degradados de la zona occidental del mediterráneo: Francia, España y el norte de África. En la Penínsual Ibérica se distribuye por toda su franja mediterránea, desde Cádiz hasta Tarragona.
Habita de preferencia en suelos calcáreos, desde el nivel del mar hasta por encima de los 1000 metros. Puede llegar a formar grandes masas monoespecíficas, sobretodo tras incendios recurrentes. Tras estas perturbaciones, las semillas de esta especie acumuladas en el suelo, germinan simultáneamente y forman densos matorrales monoespecíficos.

Se trata de una especie muy bien representada en la Alcarria, sobre la que no pesa ningún tipo de amenaza. Es una especie completamente fuera de peligro.
El abandono de usos tradicionales y de cultivos extensivos vinculado a la despoblación rural ha provocado un aumento del área ocupada por esta especie.
Por esta razón, las poblaciones de esta especie son objeto frecuentemente de control para potenciar a otras especies endémicas, que se ven excluidas por el vigoroso crecimiento de la aulaga o aliaga (genista scorpius) (ulex parviflorus).. también se denomina “tojo” y es de la familia de las leguminosas, floreciendo en invierno.
Tiene propiedades varias utilizadas como cardiotónica, diurética, vasoconstrictora, hipertensora, purgante, depurativa, vomitiva. Se suele ver en matorrales heliofilos de suelos calcareos, en claros de bosque y etapas de degradacion de encinares. También se usa para la restauración de terrenos alterados y lucha contra la erosión en lugares con alta pendiente y expuestos al sol, ya que es muy resistente a la sequía de terrenos básicos.
Tiene propiedades varias utilizadas como cardiotónica, diurética, vasoconstrictora, hipertensora, purgante, depurativa, vomitiva. Se suele ver en matorrales heliofilos de suelos calcareos, en claros de bosque y etapas de degradacion de encinares. También se usa para la restauración de terrenos alterados y lucha contra la erosión en lugares con alta pendiente y expuestos al sol, ya que es muy resistente a la sequía de terrenos básicos.

Francisco Redondo Benito
También entre la aspereza
De ladera pina y ruda,
Entre el tojo y la maleza,
Puede brotar la belleza
De esta flor linda y menuda.
Linternita colorada
Que adorna el adusto monte,
En racimos agrupada
Es la nota delicada
Del arriscado horizonte.
…
... A fin de potenciar el efecto de los doce sanadores, Bach buscó ayudantes fuertes; plantas que forman agrupaciones cerradas en grandes campos de fuerza, plantas cuyo enérgico desarrollo o cuya belleza puedan conmover las almas más insensibles y endurecidas. Durante un paseo le llamó la atención la aulaga (Ulex europaeus o Genista spinosa). Le impresionó mucho la abundancia de sus flores de color amarillo dorado, que estallaban en el paisaje aún bastante gris y apagado de marzo, perfumando el aire con un aroma que recuerda el de las almendras. Recogió flores del borde y centro del grupo de plantas y encontró así una esencia para las personas que están desligadas de su Yo Superior, aquellas que se han resignado y que han perdido toda esperanza.
... se cuenta que Linneo, Carl von Linné (1707-1778), el padre de la botánica moderna, quedó tan impresionado al contemplar por primera vez la aulaga en Inglaterra que cayó de rodillas y dio las gracias a Dios. Le apenó enormemente que el clima de Suecia fuera demasiado frío para esta hermosa planta.'
Los antiguos celtas ya apreciaban mucho este arbusto espinoso que florece desde febrero hasta comienzos de junio. Veían en él el retrato del victorioso y joven héroe del Sol, cuyas afiladas armas habían vencido al duro y helado gigante del invierno. En la epopeya galesa Cad Goddeu, el antiguo aprendiz de brujo Gwion Bach, Taliesin, ensalza las propiedades de la aulaga: «¡Qué grande es la aulaga en la batalla!» dice el poema, y añade: «La aulaga es bendita». La frase «la aulaga era una salvaje hasta que fue domada» probablemente hace referencia a la costumbre de quemar los arbustos espinosos en primavera ya que sus retoños son comestibles para las ovejas y las cenizas alcalinas fertilizan el forraje nuevo.
En el antiguo calendario celta de los árboles, este arbusto de flores amarillas señala el equinoccio de primavera, cuando los días comienzan a hacerse más largos y las oscuras noches más cortas. En el alfabeto de los árboles (Beth Louis-Nion), la planta simboliza la vocal «O». El alma se expresa de forma inmediata en las vocales; la «O» abre labios y corazones cerrados proporcionando una expresión de alegre asombro al semblante.
Las espinas afiladas y cortantes que cubren de arriba abajo a este arbusto no transmiten una impresión de apertura. Esas incontables espinas son en realidad hojas y brotes rígidos y endurecidos que no se quieren desplegar ni abrir al entorno. Sin embargo, dentro del conjunto de la Naturaleza, ello tiene un sentido. Al igual que la zarza, el endrino y el espino amarillo y otros arbustos espinosos, la aulaga es una planta pionera. Allí donde la corteza de la tierra esté herida, maltratada, hendida o extenuada, crecen este tipo de plantas formando una maleza densa y protectora. Así como bajo las costras se desarrollan nuevas células, aquí pueden crecer nuevas plantitas protegidas de los animales y las pisadas. Los árboles jóvenes se desarrollan especialmente bien debajo de la aulaga ya que ésta enriquece con nitrógeno los suelos áridos.
En el lenguaje de las flores, las espinas de la aulaga son el símbolo de los pecados por los cuales fue condenada la humanidad a plantar sus campos de «cardos y espinas» y por los cuales tuvo que sufrir tan amargamente el Redentor. En las representaciones de la crucifixión suelen verse ramas de aulaga como instrumentos de martirio. Es, por lo tanto, una planta cuyo simbolismo indica un duro destino (karma) y su superación.

Los antiguos celtas ya apreciaban mucho este arbusto espinoso que florece desde febrero hasta comienzos de junio. Veían en él el retrato del victorioso y joven héroe del Sol, cuyas afiladas armas habían vencido al duro y helado gigante del invierno. En la epopeya galesa Cad Goddeu, el antiguo aprendiz de brujo Gwion Bach, Taliesin, ensalza las propiedades de la aulaga: «¡Qué grande es la aulaga en la batalla!» dice el poema, y añade: «La aulaga es bendita». La frase «la aulaga era una salvaje hasta que fue domada» probablemente hace referencia a la costumbre de quemar los arbustos espinosos en primavera ya que sus retoños son comestibles para las ovejas y las cenizas alcalinas fertilizan el forraje nuevo.
En el antiguo calendario celta de los árboles, este arbusto de flores amarillas señala el equinoccio de primavera, cuando los días comienzan a hacerse más largos y las oscuras noches más cortas. En el alfabeto de los árboles (Beth Louis-Nion), la planta simboliza la vocal «O». El alma se expresa de forma inmediata en las vocales; la «O» abre labios y corazones cerrados proporcionando una expresión de alegre asombro al semblante.

En el lenguaje de las flores, las espinas de la aulaga son el símbolo de los pecados por los cuales fue condenada la humanidad a plantar sus campos de «cardos y espinas» y por los cuales tuvo que sufrir tan amargamente el Redentor. En las representaciones de la crucifixión suelen verse ramas de aulaga como instrumentos de martirio. Es, por lo tanto, una planta cuyo simbolismo indica un duro destino (karma) y su superación.
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Aulaga
Gustavo Adolfo Bécquer

que, a un mismo tronco enlazadas,
se aproximan, y al besarse
forman una sola llama;
dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca,
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan;
dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa
y que al romper se coronan
con un penacho de plata;
dos jirones de vapor
que del lago se levantan
y al juntarse allá en el cielo
forman una nube blanca;
dos ideas que al par brotan,
dos besos que a un tiempo estallan,
dos ecos que se confunden,
eso son nuestras dos almas.
…


Bach percibió la enorme eficacia anímica (astral) de la aulaga, que tiene lugar en el plano de las estructuras sutiles.
En la medicina popular no se ha empleado mucho la aulaga. Debido a su naturaleza dorada, de Sol/Júpiter, se utilizaba para tratar la ictericia. Bach escribe que la personalidad Gorse suele tener una tez ligeramente amarillenta y ojeras oscuras. Debido a la influencia de Marte, que hace aparecer las espinas, explotar las vainas secas y arrojar las semillas, la aulaga era considerada «depuradora de la sangre».
En su Herbal (1597), John Gerard habla del empleo de las semillas duras en los cálculos y las diarreas. Sin embargo, en general no se utilizaba la aulaga y se prefería recurrir a la retama de escobas para tratar los trastornos de la salud. Sus flores suben la presión arterial, estimulan la excreción de orina y regulan el ritmo cardíaco.
En esta planta se observa un giro de la oscuridad a la luz. Es una planta que produce gran profusión de flores doradas en terrenos yermos y que es capaz de asimilar profundamente lo astral sin convertirse en venenosa. Florece en Pascua de Resurrección, probablemente signo de esperanza que significa que es posible superar las circunstancias más adversas.


Andres Sanchez Robayna
Pasan las nubes blancas. En la tierra
indescifrable, el matorral oscuro,
la fijeza del tojo. Arriba, el cuerpo errante
del cúmulo en el nudo de la luz.
Pasar, como las nubes,
los cielos arrasados del verano tardío,
atravesar la claridad, herido,
…

Pablo Valdivia
En los escritos del destierro, que Miguel de Unamuno sufrió en Fuerteventura a partir de febrero del año 1924, hay un elemento que se repite con cierta asiduidad. Unamuno repara en sus paseos por el campo en una planta llamada aliaga cuyo aspecto y tacto en seguida relaciona con la aspereza de sus días, las dificultades de un presente adverso. Cuando Unamuno proyectaba sus sentimientos e ideas sobre el paisaje en las formas de una planta afilada como la aliaga, no hacía más que participar de una vieja tradición literaria cultivada por los escritores modernistas finiseculares (Antonio Machado, Pío Baroja, Azorín, etc.) y con la que llegaría a dialogar el propio Federico García Lorca a través de su Impresiones y paisajes. El paisaje del alma, la modificación poética del entorno físico en relación al estado sentimental de la voz dominante en un texto, tiene su origen como noción y recurso literario en la obra inacabada de J.J. Rousseau Les Rêveries du promeneur solitaire escrita entre 1776 y 1778, leída con pasión por el propio Unamuno, donde la Naturaleza alcanza el valor de interlocutor con el que entablar diálogo y deja de funcionar como un mero decorado.

1 comentario:
Alegra el día encontrar este trabajo tan completo y exquisito alrededor de una planta silvestre.
Tantas peque'nas maravillas en nuestro planeta por el que pasamos casi siempre sin apenas mirarlas.
Felicitaciones y mil gracias.
Fina
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